01 de Abril, 2022.
Un bosque frondoso, una verde campiña, un cervatillo saltando en un arroyo de agua cristalina, aire puro, .. un ecosistema equilibrado, una arquitectura respetuosa e integrada en la naturaleza, energías limpias y renovables, un sistema social humano e inclusivo, …… EQUILIBRIO, EQUILIBRIO, …., EQUILIBRIO, … FUTURO.
Bosques arrasados para obtención de madera y terrenos para actividades agro-ganaderas intensivas, contaminación de acuíferos y del aire que respiramos, producción de alimentos con practicas altamente contaminantes (el cervatillo nos lo hemos comido hace tiempo), ecosistemas destrozados e irrecuperables, arquitectura desproporcionada, agresiva y “soberbia” luchando contra el medio ambiente que la alberga, sistemas sociales excluyentes, sectarios, … DESEQUILIBRIO, DESEQUILIBRIO, ….., DESEQUILIBRIO, … CAOS.
Tal vez se me tache de apologista, catastrofista, visionario o simplemente a nadie le importe lo más mínimo esta reflexión íntima y personal que intento plasmar en este texto.
Nuestro “modus operandi” como sociedad dominante y predominante se basa en un avance continuo y desenfrenado: mayor población mundial, mayor consumo y un sistema económico/social al servicio de las dos premisas anteriores.
En mi campo profesional, la arquitectura y el urbanismo, hemos evolucionado (tímidamente) hacia la sostenibilidad, con energías renovables, materiales sostenibles, ciudades inteligentes, etc, pero todavía no hemos reflexionado sobre conceptos básicos y fundamentales: ¿Hasta cuando podemos seguir creciendo de este modo?, ¿Existe un límite al desarrollo?, ¿Cuántos recursos energéticos y materias primas podemos utilizar?, ¿Hemos disfrazado de sostenibilidad el desenfreno arquitectónico?, ¿Puede la tecnología “curar” las heridas que hemos producido al plane-ta?, .. ¿Queda algún lugar para Bambi?.
El siglo XX ha sido, en muchos aspectos, un siglo exponencial (guerras mundiales, desastres ecológicos, polarización de la riqueza, internet, ordenadores, …).
Hemos terminado el siglo XX con un miedo apocalíptico a un co-lapso o crisis mundial por un hipotético bloqueo de los sistemas informáticos por el cambio de milenio, pero no nos preocupaban la crisis por crecimiento poblacional (se han contado unos 7.000.- millones y alguno más que estará sin contar), el calentamiento global, el cambio climático.
-La aspiración global en el nuevo siglo y milenio era el advenimiento de la era del desarrollo de la mano de la tecnología que con sus avances nos permitirían un superior nivel de vida, una sociedad igualitaria y equilibrada, coches voladores, una segunda residencia en la luna, en marte o en una estación interestelar, una esperanza de vida casi ilimitada de la mano de una medicina altamente tecnificada, unas ciudades futuristas y maravillosas, unas viviendas domotizadas y altamente inteligentes, inteligencia artificial generalizada que nos hiciese nuestra existencia más confortable y robots, muchos robots.
Alguien decía, y con razón, ten cuidado con lo que anhelas. Mi reflexión no tiene nada en contra de los deseos o anhelos que todos tenemos y que indefectiblemente parecen llevarnos a una hipotética e inalcanzable felicidad, sino al hecho de que en la ecuación que ha de resolver nuestros deseos faltan muchas premisas e incógnitas que damos por resueltas (tecnología futurista) y que por lo tanto no se resuelve y nos aboca al colapso a medio, sino a corto, plazo.
Las materias primas se agotan y aún tardaremos décadas, sino siglos, en colonizar otros graneros estelares para surtirnos de estas materias primas (de algún modo somos como las plagas de langostas que arrasan el territorio que colonizan, hasta pasar al siguiente).
El aumento exponencial de población, los movimientos migratorios de zonas pobres a zonas ricas, el aumento de la tensión social y distanciamiento cada vez más acusado entre comunidades ricas y pobres (no solo entre países o regiones, también en barrios), irán en aumento en años venideros.
La solución de un crecimiento sin fin y sin reglas para intentar asumir y resolver el conflicto de clases sociales y enterrarnos en una espiral de consumo desenfrenado (huida hacia delante) no es una solución viable ni sostenible en el tiempo. Los países ricos son cada vez más ricos y los pobres son cada vez más pobres. La brecha de renta “per cápita” aumenta desaforadamente. Y este paradigma no tiene solución, no con este sistema social y económico que sustenta nuestra sociedad.
No es nuevo el análisis apocalíptico donde se marca un escenario posible y no improbable:
Una sociedad en crecimiento continuo con una economía desigual y sectorizada (área ricas y áreas pobres), materias primas a punto de agotarse, consumo global insostenible, disturbios sociales, guerras por el control de materias primas y de alimentos (consumidos en áreas ricas y producidos en áreas pobres), hambrunas, polarización social (áreas ricas defendiendo sus prebendas frente a áreas pobres que aspiran a ellas) , … CAOS.
La alternativa idílica por la que consciente o inconscientemente se apuesta:
Tecnología que de soluciones a los problemas estructura-les, económicos, alimentarios, de medio ambiente, de escasez de materias primas, etc y poder continuar una escalada de crecimiento y consumo sin fin… UTOPÍA.
REALIDAD ACTUAL:
Estamos más cerca del primer escenario (caos) que del segundo (utopía). Nuestros deseos nos llevan al desastre si no reaccionamos y asumimos que el modelo del crecimiento desenfrenado sin una base sólida es la antesala de los fracasos que hemos tenido en épocas pasadas y que hemos aumentado exponencialmente en el siglo XX y comienzos del XXI lo cual nos dirige a un colapso del sistema económico y social tal y como lo conocemos en la actualidad. La tecnología va por detrás de los problemas que le hemos causado al planeta, al crecimiento de la población y al modelo de consumo que hemos adoptado. No nos engañemos, todos nuestros avances tecnológicos vienen promovidos por la necesidad imperiosa de solucionar problemas causados por nuestro modelo de vida.
En el campo de la arquitectura, el compromiso que hemos asumido mi equipo y yo en para de la sostenibilidad y racionalización arquitectónica y urbanística del futuro nos lleva a repensar el papel que debemos jugar en un escenario donde la edificación debe ser sostenible, inteligente, autónoma energéticamente, saludable, etc. Vamos hacia un entorno que no existe en la actualidad y debemos visualizarlo para aportar un nuevo modelo viable y futurible.
El sentido común (el menos común de los sentidos) y la imaginación no nos llevan a seguir edificando sin control dentro de un modelo de desarrollo obsoleto impulsado por la inercia de un crecimiento rápido del último y reciente siglos. Aunque utilicemos iluminación led, placas solares, aislamientos de alto rendimiento, domótica y otra mucha tecnología lo estamos utilizando en un contexto no sostenible, en un modelo de vida no sostenible.
Nos corresponde diseñar para un contexto distinto, para un mo-delo de vida distinto, donde nuestra relación con el medio ambiente sea distinto, donde nuestra organización social sea distinta. Necesitamos una metamorfosis como sociedad, una evolución necesaria. Somos como una oruga dentro de una crisálida contaminada que necesita evolucionar a una bella mariposa (sociedad del futuro) totalmente distinta de la crisálida y oruga que la preceden.
Made with
No Code Website Builder